“Rojo, blanco y sangre azul” es el libro gay de la temporada. Todo el mundo y sus madres están hablando de este libro, el primero de la autora estadounidense Casey McQuiston. No lo voy a negar, las expectativas estaban por las nubes y… no se han cumplido del todo.
Entiéndeme, “Rojo, blanco y sangre azul” es un libro correcto. Se lee bien, tiene fragmentos realmente divertidos y cuenta una historia de amor gay bonita, sexy, con en un escenario de lujo y con final feliz, características todas que me encantan. Pero después de haber visto y leído reseñas que decían que poco menos que me iba a cambiar la vida… la verdad es que no creo que sea para tanto.
La historia

Como ya he dicho se lee rápido, la historia es ágil y eso se agradece pero, seamos honestos, la trama es menos realista que el Ecce Homo de Borja. No es que yo opine que las novelas deban de ser documentales pero, seamos claros, “Rojo, blanco y sangre azul” ni siquiera es medianamente creíble.
La sinopsis es la siguiente: El hijo de la primera mujer presidenta de los Estados Unidos odia al Príncipe Henry de Inglaterra, segundo en la línea de sucesión por detrás de su hermano Phillip. Tras provocar un incidente internacional en una boda, los dos jóvenes son obligados a pasar un fin de semana juntos y pasan de enemigos a amantes en un abrir y cerrar de ojos. Todo ello rodeados de un equipo de guardaespaldas a los que les deben de pagar un plus por hacer de carabinas, de unos secundarios con potencial a los que, literalmente, no les pasa nada en todo el libro, decenas de correos electrónicos con fragmentos de cartas de amor de otros autores a cual más cursi y una trama política que se diluye con una azucarillo.
La parte que no es creíble del libro no es la historia de amor. Bueno, a ver, la historia de amor no es realista. Pero las mías tampoco lo son. Son una fantasía, un ideal destinado a que el lector pase un buen rato. Es decir, no son realistas pero sí son medianamente creíbles (o pretenden serlo). Que dos jóvenes que viven una vida pública de cara a la galería se enamoren y tengan miedo es creíble. Que uno sufra más que el otro también. Que medio planeta se movilice por su amor… igual menos, pero vale. No es eso. Lo que me tiene a mí decepcionada es otra cosa.
Las tramas políticas

El congresista más joven de Estados Unidos
La cosa es que Alex, el hijo de la presidenta de Estados Unidos de América, tiene el sueño de convertirse en el congresista más joven de la historia. Hasta ahí bien. Lo ha mamado desde pequeño, sus padres se dedican a eso, está muy preocupado por la situación de los inmigrantes en el país… vale. La cosa es que el chaval tiene un proyecto estrella acerca de la ciudad de Texas que lo va a cambiar todo. Se menciona en la primera mitad del libro. Y luego… desaparece como por arte de magia. Nunca más se vuelve a hablar.
Estudiante / trabajador en la campaña / poeta / fiestero
A todo esto, Álex, que quiere, como decimos, llegar a político de primer nivel como sus padres, no es demasiado buen estudiante. Se dice al principio del libro que tiene que estudiar el triple que el resto para conseguir un buen resultado. Yo no sé cómo le da tiempo. El chaval va a la universidad donde destaca tanto que cuando se gradúa toda la clase le ovaciona en pié. Por las tardes trabaja en la campaña de su madre. A la hora de la comida visita el congreso, se entera de todos los cotilleos y hace amiguis. Por las noches va a fiestas locas. Los fines de semana viaja a Inglaterra o a París o a la casa del lago para estar con su amado Henry. Henry con el que, por cierto, se pasa el día coqueteando ya sea por teléfono, mensajes guarros o correos electrónicos llenos de poesía. ¿Cuántas horas al día tiene este chaval? ¿Por qué yo tengo que dormir Señor? ¿Por qué?

La Reina Mary
Por otro lado, el príncipe Henry tiene mucho miedo porque sabe que la Reina Mary de Inglaterra no va a aprobar que sea homosexual. El chaval lleva ocultándose y traumado hasta las cejas de por vida. Y de repente un puñado de gente se manifiesta enfrente de Buckingham Palace y la reina, a regañadientes, pero acepta la unión y los dos tortolitos lo celebran dándose el lote debajo de unas escaleras. Felices porque les da igual que alguien les pueda ver. En el fucking palacio de Buckingham, a tres pasos de la Reina Mary de ochentaytantos años.
El complot de las presidenciales
A todo esto, hay una subtrama de las presidenciales donde el candidato republicano, más conocido como el malo malísimo de la historia, está dispuesto a hacer lo que sea para quitarle a la madre la presidencia. Lo que sea implica hackear la Casa Blanca, acosar a un senador homosexual y poner cámaras que fotografíen lo que pasa en el interior de Buckingham. Así como aperitivo.
Un candidato / villano que no se desarrolla en absoluto como personaje, que no interactúa con nadie y que no nos interesa lo más mínimo. ¡Porque a nadie de los que hemos comprado “Rojo, blanco y sangre azul” nos interesa quién gana las presidenciales estadounidenses. Que desde la segunda hoja se sabía que va a ganar la madre, que es madre, presidenta, buena ex esposa y todopoderosa.

En serio que estas subtramas me superan. No entiendo qué pintan. Nada de estos puntos se desarrolla en lo absoluto. Nada tiene consecuencias cinco hojas hacia delante. Nada. Es como gracioso y terrible a la vez.
Los secundarios
Ya lo he mencionado, pero no podía dejarlo pasar. “Rojo, blanco y sangre azul” desperdicia a sus secundarios una barbaridad. Para mí los personajes más interesantes de la trama son Nora y June, la mejor amiga y la hermana de Alex. Son mujeres fuertes, decididas y podrían dar para dos tramas interesantes ellas solas. Casey McQuiston nos presenta a Nora como a una tía súper inteligente, una especie de robot bisexual que solo piensa en el análisis político. Por el contrario June, la otra hija de la presidenta de Estados Unidos, es toda una influencer y una periodista de tendencias en un importante periódico. A ella es a la única a la que la política se la trae completamente al pairo.
Esta contraposición de la personalidad de Alex, obsesionado con llegar al congreso, y su hermana que quiere dejar atrás esa vida y no se lo permiten, podría haberse estirado mucho más. Y sin embargo nada. El personaje de Nora podría haber dado muchísimo juego en la trama política y se limita a hacer una aparición al final. En mi humilde opinión, un desperdicio de los grandes.
Conclusión

Bueno, concluyo que esto me está quedando muy largo. El libro está bien, si quieres leer una historia de romance con final feliz, compratelo y te va a gustar. Pero ¿creo que es lo mejor del género? No, la verdad es que no. Hay libros como la saga Cabana que me han gustado más, aunque tengan un público mucho más modesto. “Rojo, blanco y sangre azul” es una novela romanticona, LGTB friendly y divertida. No le pidas más porque, al menos para mí, no lo ha tenido.
Esto no quita para que igual sea yo la única que piensa así, porque el libro se ha vendido como churros, se ha traducido a un montón de idiomas y según la autora, la idea de una película está sobre la mesa. Ahí es nada.
¿Has leido el libro y te ha encantado? ¡No dudes en llevarme la contraria en los comentario! Volveré pronto con más temas de ficción gay.
¡Nos leemos!