—Estefanía, no pienso salir, no sé qué parte no estás entendiendo.
—¡Pero es Halloween!
—¡Cómo si es viernes! No me apetece salir chica, no seas pesada.
—Por favor, Carlos está aquí y ha traído un amigo.
—¿Cómo que está aquí? ¿Aquí dónde?
—Abajo.
—¿En el portal? ¿Tu ligue está en el portal?
—Sí…
—Bueno chica, pues no sé a qué estás esperando. Termina de arreglarte y baja, que va a echar raíces el muchacho.
—Es que está con un amigo, ya te lo he dicho.
—Mira que suerte, dos por el precio de uno. Mañana me cuentas qué tal.
—¿Quieres dejar el libro? ¡Estás insoportable!
—No estoy insoportable, es que no quiero salir y estoy esperando a que tú te vayas para poder disfrutar de una noche de paz y tranquilidad. No creo que sea mucho pedir.
—Mira, se acabó. Carlos está abajo con un colega al que no conozco. Así que tú te vas a poner unos zapatos y vas a venir con nosotros a esa ridícula fiesta de Halloween porque como yo no me folle a Carlos esta noche voy a volver a casa y te voy a violar a ti. ¿Entiendes?
—…
—No me pongas esa cara. Me lo debes. Yo te hice la cobertura con Fran.
—¡Tú estabas encantada de hacerme la cobertura perdona! Además, esa cita al final fue un fiasco, así que no cuenta.
—No claro, para el señorito solo cuenta lo que a él le interesa. Cálzate y baja. Ahora.
—De verdad, eres…
—Me importa una mierda.
—No te soporto tía. De verdad.
—¡Vamos!
—¿Tú ya estás arreglada?
—Me falta pintarme el ojo, tardo un minuto. ¿Quieres que te deje mi chaqueta de cuero?
—¡No, no quiero nada! No quiero salir. Me estas obligando. Es un chantaje en toda regla.
—Lista. ¿Estás?
—Estoy.
—Alegra un poco la cara hijo, que el amigo de Carlos se va a pensar que vivo con un psicópata.
—No te digo por dónde me meto yo la opinión del amigo de Carlos, Estefanía. No te lo digo. Más te vale que la follada te dure para todo el mes, porque conmigo no cuentas más.
—…
—…
—¡Hola chicos! Perdonad que os hayamos tenido esperando. Samuel se estaba terminando de arreglar.
—Hola Samuel. Pensé que al final no venías.
—Pero hombre Carlos ¿cuándo se ha visto que me pierda yo un fiestón? ¿Tú has visto eso? Porque yo no. Estas guapo ¿eh?
—Gracias, gracias. Mira, te presento a mi amigo Bruno.
—¿Que tal Bruno? Yo soy el compañero de piso de Estefi.
—Hola.
—…
—….
—Bueno ¿vamos o qué?
—¡Claro!
—Tengo el coche aquí al lado.
—¡Mírale, nos viene a buscar en carroza y todo! Ya somos dos verdaderas reinas Estefi. Carlos, buena adquisición tu amigo.
—¡Y qué lo digas!
—Bueno es una chatarra ¿eh? No os hagáis ilusiones. Me lo traje del pueblo cuando viene este septiembre.
—No te preocupes. A Samuel le gusta lo vintage.
—¿A Samuel? Vale, jeje.
—Ni caso, que se ha tomado un chupito antes de salir y se le ha subido ya a la cabeza. Mientras nos lleve a la fiesta, el coche está bien.
—Tú vas delante con Bruno.
—¿Yo?
—Si Samu, tú delante. Carlos y yo detrás.
—¿Puedo poner música?
—Solo funciona la radio.
—¡Estefania tía, que te estoy viendo! Cortate media ¿no? Espérate a qué lleguemos por lo menos.
—¡Qué no estábamos haciendo nada!
—No claro, estabas buscando un chicle que se te ha caído en su bragueta, no te jode.
—Chicos, chicos, haya paz.
—¡Madre mía como vienen estos dos!
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

—¿Qué haces aquí solo?
—Fumar, leer…
—Ah, ¿leer?
—Sí.
—¿No quieres que te traiga una cerveza o algo?
—No, estoy bien.
—¿Sabes dónde están Carlos y Estefi?
—No, pero mi apuesta es follando en el baño o en alguna de las habitaciones. También podrían estar follando en el jardín de atrás, pero creo que tu amigo no iba lo suficientemente borracho para eso.
—Vale…
—¿Qué pasa?
—Nada.
—…
—¿Me puedo sentar contigo?
—¿Qué tienes? ¿Cinco años? Siéntate dónde quieras.
—Gracias. Es que no conozco a nadie dentro.
—Creí que eran tus amigos.
—No. Amigos de Carlos.
—Ah… ¿Y por qué has venido?
—Me lo pidió Carlos y… me dio apuro decirle que no.
—Qué pesados que son tío. Para desaparecer a la media hora, podían haber venido solos y nos habían dejado tranquilos.
—Bueno… así por lo menos me da el aire un poco. Mi alternativa era quedarme estudiando.
—Estás en la residencia ¿no? ¿Qué estudias?
—Ciencias políticas.
—Bien.
—¿Tú?
—Yo ya lo dejé. Trabajo en una academia de inglés.
—¿Te gusta?
—No.
—Vaya. ¿Y qué lees?
—El beso de la mujer araña. Es una novela de Manuel Puig.
—¿No es un poco raro venir a una fiesta de Halloween con una novela?
—No me lo parece. Sabía que la fiesta iba a ser un fraude.
—¿De qué va?
—¿La novela?
—¿Sí?
—De un preso político y un homosexual que comparten celda durante la dictadura franquista.
—¿Cuál de ellas?
—¿No lo dice?
—¿Y se lían?
—Espero que sí, pero de momento solo hablan.
—…
—¿De qué te ríes?
—De nada. Me ha hecho gracia cómo lo has dicho. “Espero que sí”.
—Bueno es que espero que sí acaben juntos. Todo el mundo se merece un poco de amor ¿no?
—Supongo.
—…
—No hace falta que la guardes. Si quieres leer tranquilo, yo me quedo callado.
—No seas tonto, la puedo acabar en casa.
—¿Quieres ir dentro?
—¿Tú quieres ir dentro?
—No sé.
—¿Hay alguien interesante dentro?
—¿Cómo alguien interesante?
—Algo interesante como una chica que te guste… o un chico.
—No, no hay nadie que me interese dentro.
—Vale ¿y está pasando algo interesante? ¿Una pelea, una orgia… algo?
—¿Qué? ¡No! Solo son un montón de universitarios bebiendo disfrazos.
—Entonces no parece que nos estemos perdiendo mucho por estar aquí fuera.
—No… Oye…
—¿Qué?
—No, nada.
—Dime.
—¿Crees que Carlos va a volver?
—¿Si creo que va a volver o si tu colega te ha dejado tirado aquí conmigo? No te preocupes, creo que volverá. Pero probablemente tarde un rato. Estefi le tenía muchas ganas.
—Qué mierda. Bueno no, quiero decir qué mierda que tarde. Qué bien que estén follando.
—Te he entendido tranquilo. Venga, vamos.
—¿A dónde?
—Dentro. Vamos a bailar un rato, así no se nos hace tan larga la espera.
—Bueno, yo miro solo.
—Bueno.
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

—¿Dé dónde has sacado ese disfraz?
—Le he robado la capa a un tipo que está semi inconsciente en el sofá. La guadaña me la he encontrado por ahí. ¿A qué mola?
—Sí…
—¡Ay, por fin! ¿Dónde estabas? Esta fiesta es un coñazo.
—Estaba fuera, leyendo.
—¡Por favor, odio cuando vienes en plan intelectual!
—Menos mal que me adoras el resto del tiempo. Bruno, te presento a Carla, una amiga. Bruno es un colega del ligue de Estefania.
—Ah sí, la he visto metiéndose mano antes en la escalera. Ya siento que te haya tocado hacer de sujetavelas y más en esta fiesta tan horrorosa.
—Bruno quería venir. Soy yo el que debería darte pena, que me han traído casi a rastras.
—Tú no me das ninguna pena porque con alguien tendré que criticarlo todo ¿no? ¿Bailáis?
—Venga. Acabemos con esto.
—Yo me voy a sentar un rato.
—Pero…
—Déjale. Antes me ha dicho que prefiere mirar.
—¿De dónde ha salido?
—Anda, vamos.
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

—Te está mirando a ti, seguro.
—¿Tú crees?
—Sí, fijo.
—A ver. vamos a separarnos un poco.Mira disimulado y me dices.
—…
—Te está mirando a ti.
—Mira tú con en Brunito.
—¿Te lo vas a tirar?
—No sé. Puede.
—Asúmelo, es de lo mejor de esta fiesta.
—Eso no es decir mucho.
—No, pero es mono o no le estarías venga a lanzar miraditas de reojo.
—No seas boba.
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
—No me toques así la punta
—¿Por qué?
—Porque me… ay, me… me gusta mucho.
—Esa es la idea, que te guste.
—No pero… que me voy que no me voy a poder aguantar.
—Pues no te aguantes. Relájate y disfrútalo.
—Ahhhh…. por Dios, qué alivio.
—…
—¿Ves? Te dije que no iba a aguantar nada. Encima te he manchado.
—No pasa nada. Túmbate y descansa, anda.
—¿No quieres…?
—¿Qué?
—No sé… ¿follar?
—¿Has follado alguna vez con otro tío?
—No, pero si quieres, yo quiero. Si no quieres no ¿eh?
—No es que no quiera, es que tienes que ir con mucho cuidado, preprarme muy bien…
—Yo te preparo. Vamos… te preparo lo que quieras.
—Sí que tienes ganas ¿eh? Venga vale. Espera que me desnudo.
—¿Qué hago?
—Tú solo chupa. Yo te lo pongo todo delante.
—…
—¿No te dará asco?
—No.
—Vale.
—…
—Así, así.
—¿Bien?
—Sí, muy bien. Sigue, no muevas tu cara de ahí.
—…
—¡Coño Bruno!
—¡Perdón!
—¡Me has hecho daño joder!
—Lo siento ¿estás bien?
—Tú dale a la lengua y ya te diré yo cuando es hora de meter los dedos.
—Vale, vale.
—…
—…
—Ah, ostia que bien. Ahora si quieres sí. Pero despacio. Así, suave. Dios qué rico.
—¿No te duele?
—No, tienes que cur… así, así, justo así.
—…
—Ponte un preservativo.
—¿Seguro? No quiero hacerte daño.
—Seguro, tranquilo. Así, déjame levantar las piernas.
—…
—Espera, así me molesta un poco. Mejor así.
—¿Ahora?
—Sí, mejor, así me roza más. Así sí me gusta.
—Joder, qué fuerte. Qué apretado se siente. Parece que me estuvieses ordeñando.
—…
—¡No te rías!
—¡Ay que me meo!
—Pero ¿qué pasa?
—…
—Tío, no te partas el culo cuando te la estoy metiendo. Así no puedo. Mira, ya no.
—Que sí, que sí. Perdona, es que me hizo gracia lo de que te estaba ordeñando.
—Era una manera de hablar.
—Ven aquí.
—No, ya no. Esto ya no va para arriba.
—Qué sí hombre. Tú déjame a mi. A ver, quítate eso.
—…
—¿Tú quieres que te ordeñe? Porque te voy a dejar seco.
—¡Qué payaso eres!
—Puede, pero contigo está funcionando. Mira cómo te has puesto otra vez.
—Eso es porque me estás tocando.
—Quiero tú leche.
—No hables así.
—¿Por qué? Te está poniendo muy burro que te diga guarradas al oído.
—Bueno, cállate un poco ahora, anda, y vamos al tema. Ponte como antes otra vez.
—No, mejor siéntate tú y me pongo yo encima.
—¿Cómo? ¿Así?
—No, mirándote mejor. Así.
—Vale. Espera, que no llego a los condones.
—Ya te lo pongo yo.
—…
—¿Por qué vas tan despacio?
—Me has dicho antes que fuera suave.
—Ya, pero eso era al principio. Ahora, dale sin miedo.
—¿Así?
—Sí, así.
—¿Te gusta?
—Mucho. ¿Y a ti?
—¡Joder!
—Ahhh, ahhh.
—¿Quieres que te toque yo?
—No, tú mantén el ritmo.
—…
—Más fuerte.
—…
—¡Bruno, que me folles más fuerte!
—…
—Así, así, perfecto. Ya casi estoy…
—Me corro Samu, me corro.
—Espera.
—¿Qué haces? ¡No me hagas frenar ahora!
—Respira un poco. No te corras todavía. Así se disfruta más.
—Me vas a matar.
—¿A polvos? Puede.
—…
—Ahora, vuelve.
—¿Fuerte?
—Claro.
—¡Dios!
—¡Joder!
—¡Coño!
—¡Ya!
—Ahora sí. ¡Vamos córrete!
—¡Ostiaaaa!
—¡Sí! ¡Sí!
—…
—¡Dios!
—¿Qué? ¿A gusto?
—¿Tú?
—Yo muy a gusto.
—¿Qué hora es?
—Casi las dos.
—Deberíamos volver. Carlos y Estefania se preguntarán dónde estamos.
—Yo ahora no me puedo mover. Necesito cinco minutos.
—Vale.

—Quédate así quieto un poco.
—…
—No dejes que me duerma.
—Vale.
—…
—No ha estado mal la fiesta de Halloween.
—¿La fiesta?
—Bueno, en general todo. Esto.
—¿No ha estado mal el polvo de Halloween quieres decir?
—No sé. No te rías.
—Me río porque eres muy mono. No, no ha estado nada mal Halloween este año.
—¿Ves? Siempre hay que decir que sí cuando te invitan a una fiesta. ¿Luego me das tu número?
—Pues claro.