A de Amigos

relato erotico gay amigos

—¡Joder macho!

—¿Qué? ¿Te estabas tocando? Tío…

—¿Hola? Estaba solo en mi habitación. La gente normal suele llamar a la puerta antes de entrar.

—Vale, tienes razón, perdona.

—¿Se puede saber qué te pasa? ¿No deberías estar follando con tu novia y celebrando vuestro aniversario? ¿Qué haces en mi cuarto?

—Duermo contigo, hazme un hueco. ¡No me toques con esa mano tío, que es la de las pajas!

—No te toco ¿ves? Las manitas en el aire. Pero dime qué ha pasado.

—Pues ha pasado que… ¡Joder la verdad es que no lo sé! He hecho un comentario y se ha puesto… Mira da igual, me ha mandado a dormir aquí.

—¿Y por qué no se va ella al sofá? ¿O a su casa?

—¿Vas a ir tú a decirle que se vaya a su casa? Porque yo te espero aquí.

—¿Yo? No.

—Pues, entonces échate a un lado y déjame un poco de colcha. A ver si tenemos suerte y para mañana se le ha pasado… ¡Macho, qué ta tienes dura!

—¡Me estaba tocando ¿cómo quieres que la tenga?

—¡No me la pegues!

—¡Estás metido en mi cama? ¿Qué quieres? ¿Qué me la desatornille y la deje en la mesita?

—¡Aire! Echa más para allá.

—Jodeeerrr…. encima que te tengo que aguantar. Si no te gusta, al sofá.

—Ni de coña. Apaga la luz, anda.

—¿Ya te vas a dormir?

—No creo que pueda dormir, pero si la alternativa es verte a ti y a tu polla, prefiero estar a oscuras.

—Por lo menos deja que termine…

—¡Ni se te ocurra tocarte mientras yo estoy tumbado al lado tío!

—Mírale qué digno. Ni que fuera la primera vez. Anda que no nos hemos hecho tú y yo pajas en el sofá ese en el que ahora no quieres dormir.

—Por algo no querré dormir ahí.

—Pues cómo sea por eso… estas sábanas no se han cambiado en semanas, te lo advierto.

—¡Qué guarro eres!

—…

—…

—¿Estás dormido?

—Lo estoy intentando. Cállate.

—Venga, deja de hacer el moñas; levanta. Da la luz.

—¿Qué?

—Ya sabes qué.

—Ni lo pienses.

—Vamos, hombre.

—Tío, que está mi novia en la otra habitación.

—Al otro lado del pasillo. No se entera.

—¡Qué es mi novia!

—Y qué. Si no es engañar, es como siempre; son solo imaginaciones.

—¡Qué no! Si estás caliente, vete al baño.

—Cosas peores hemos hecho para que te pongas ahora tan digno.

—¡Chsss! Dijimos que no hablaríamos de ello. Lo de… lo de Grecia, solo pasó una vez. No lo vamos a repetir nunca.

—No te estaba proponiendo repetir lo de Grecia.

—Pues eso.

—Qué más quisieras tú que repetirlo. Te temblaban hasta las rodillas.

—¡Cállate joder, que te va a oír!

—Eres tú el que está montando un escándalo. Yo solo te estoy hablando de echarnos una mano entre amigos. Para dormir mejor. Si lo estás deseando.

—…

—¿Quieres o no? Empiezo yo.

—Vale, para que te calles, pero no hagas ruido.

—¿Y esa sonrisilla? Menos mal que te estás sacrificando por mí.

—Eres un idiota…

—Cierto. Pero también soy el que hizo que en Grecia te corrieras como una perra. Así que estamos empate.

—A ver si a ti no te gustó.

—¿A mí? mucho. Y esto… pues también.

—Eres un pervertido tío, te dan igual ocho que ochenta. Puedes… ¡joder!

—Chsss…. no hagas ruido. A ver si tu churri va a escuchar que gimes más conmigo que con ella.

—No gimo más contigo que con… ¡Dios! ¡Sigue!

—…

—¿Qué haces? ¿Por qué paras?

—…

—¿Qué…? Tío con la boca no… ¡Joder, me vas a matar!

—¿Siempre hablas tanto cuando follas?

—¡No estamos follando! ¡No pares!

—Ah no tranquilo, si no pienso parar.

FIN

Nota de la autora: ¡Hola, soy Roma! Este es el primer relato de la serie “Abecedario de Amor”. Si te gustan los relatos eróticos gay puedes leer otros como este titulado “Razones por las que ir a una fiesta“. Espero que te guste y que me dejes un comentario con tu opinión, sugerencias y nuevas ideas.

¡Nos leemos!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *