Camerinos

Libro gay Camerinos de Roma Robles

Extracto – CAPÍTULO 1

—No hace falta que te diga que nos jugamos mucho.

—Lo sé, lo sé —Miguel se frotó su desastrada barba intentando pensar.

—¿Lo sabes? Pues no pareces demasiado nervioso.

—David, estoy… —Miguel miró a su alrededor para asegurarse de que no les escuchaba nadie —estoy cagado. Y lo sabes. Me conoces. Pero no creo que tener un ataque de pánico antes del primer show de la temporada vaya a ayudarnos en nada.

—Lo sé. Es que Miguel, eres el mejor cómico que conozco. El mejor. Yo nunca habría llegado a nada si tu no escribieses nuestros monólogos. Solo necesito que dejes la amargura con la que vives un rato fuera del escenario. La gente viene aquí a reírse, a olvidarse de sus problemas, no a que les hagas sentir peor.

—Eso intento ¿vale? No siempre controlo mi estado de ánimo. Y ahora, por favor, déjame un rato a solas. Necesito concentrarme.

—Vale —dice el chico, enfilando hacia la salida del camerino.

—David —le llama Miguel y este se da la vuelta —Yo tampoco habría llegado a ningún sitio sin ti.

El joven sonríe y tiene ya la mano en el picaporte de la puerta cuando esta se abre de golpe.

—¡Buenas noticias! ¡Buenísimas de hecho! —la tripa de Alfonso, el manager del grupo, entra dos minutos antes que el resto de su cuerpo. Está rojo y sudoroso pero sus manos palmean alegremente, un gesto raro en él. Los dos chicos le miran estupefactos. —¿A qué no sabéis quién va a actuar en este magnífico teatro cada noche de este mes justo después de vosotros?

—¿Quieres decir a quién vamos a telonear? —ironiza Miguel con una sonrisa amarga.

—Llámalo cómo quieras. Quién actúe los mismos días que vosotros es importante. Ayuda a vender entradas. Y, en este caso, muchas entradas.

—Dilo ya, no te hagas el interesante —protesta David —¿Quién es?

—Ni más ni menos que —el manager hace una pausa de efecto dramático —Roy Arnold.

—¡No jodas! —exclama David.

—¿Quién es? —pregunta Miguel, que no ha oído el nombre en su vida.

—¡Coño Roy! —exclama David —El cantante que ganó la última edición de ese concurso de la tele ¿cómo se llamaba?

Nacido para triunfar —aclara Alfonso.

—Eso. Este chico lo ganó el año pasado y desde entonces se ha convertido en un ídolo de masas. Bueno, verás cuando se lo cuente a mi hermana. Es súper fan.

—¿Un niñato salido de un concurso de televisión? ¡Vamos no me jodas! —se indigna Miguel, para quién la noticia es todavía peor de lo que había imaginado.

—Es una estrella —afirma el representante —Las chavalitas de veinte años lo adoran. Lo que significa que vendrán a verle con sus novios. Que, con un poco de suerte, os adorarán a vosotros y a vuestros chistes guarros. Y con ese rollo de las entradas combinadas, quizás vengan a veros al show antes de ir al concierto. Se acaba de anunciar y vuestras entradas ya se están vendiendo un 15% más que ayer. ¡Son unas noticias fantásticas!

—Mira, me da igual. A mí con tal de que no dé por culo… —Miguel se resigna, mientras vuelve a repasar el guión de la actuación de esa noche.

—Creo que sí que da por culo. Pero tranquilo, no creo que seas su tipo. —Alfonso ríe de su propia ocurrencia mientras sale del camerino. —¡Veinte minutos para que empiece! —grita antes de que su gordo culo desaparezca por el pasillo.

—Miguelón, esto nos va a venir bien, ya verás —sonríe David, saliendo también.

El cómico suspira demasiado alto en señal de resignación, pero no responde nada.

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